Uppsala Domkyrka. El gigante de Escandinavia.
Dicen que allí se encuentran muchas ánimas perdidas. Incapaces de
encontrarse entre ellas o a sí mismas. Creo que algunas de ellas ni
siquiera saben que ya no están en este mundo. Sentirse en ese estado
extraño, atado dolorosamente a un mundo al que ya no perteneces. La peor
tortura que puedo imaginar.
Y la piedra negra es toda la sangre, vieja y seca, que se ha vertido
sobre la catedral. La oscuridad que mana de ella. Así es su maldad.
Que los seres que quisieron desvelar sus secretos ahora son sus
habitantes, como en una ciudad perdida, un laberinto del que no se
conoce salida. Nadie que lo intentase ha regresado. Y para aliviar su
soledad, atrapan a los nuevos incautos.
Y que las víctimas que ahora allí se encuentran ahora son los infelices
que han pagado por la soledad de los que allí habitan. Se han dado
cuenta por fin que nada aliviara su desdicha, y por eso los torturan. Se
alimentan de los sentimientos que se creen que habitan en el corazón.
Pero, insatisfechos, siguen buscando.
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